La fuerza vital

El Dr. Hahnemann descubrió que la naturaleza esencial de un ser vivo no se encuentra en los tejidos y órganos físicos del cuerpo. Describió una inteligencia, llamada “principio dinámico” o “principio vital“, “dinamis” o “fuerza vital“, el cuál es responsables de la coordinación y las actividades de la vida.

Esta idea fue y es realmente muy popular en muchas culturas tradicionales. Sin embargo, en el mundo moderno, estamos acostumbrados a considerar el mundo físico como puramente material. Todo lo demás es parte del reino espiritual no científico. Como una “ciencia moderna”, la medicina convencional conceptualiza y analiza la vida humana como un conjunto de funciones materiales asentadas en los tejidos físicos.

Tradicionalmente se atribuye la enfermedad a microorganismos externos, pensando frecuentemente en contagio y por tal motivo se presentan los síntomas de la enfermedad. Se cree que atacando el germen externo se llevará a cabo la curación.

Sin embargo, la curación de la enfermedad no solo debe ser enfocada en el exterior, los procesos de enfermedad son multifactoriales, podemos enfermar de acuerdo a factores:

  • físicos,
  • sociales o
  • psicológicos y

por tal motivo es importante tener un tratamiento integral para abarcar la totalidad de nuestra vitalidad y capacidad de respuesta que define nuestra vida. La homeopatía realiza un diagnóstico integral tomando en cuenta todos estos factores, para determinar el medicamento adecuado para la situación de cada paciente.

Tratamiento de las enfermedades

Para el homeópata, los síntomas son una expresión de la fuerza vital de una persona. Surgen como un intento de la fuerza vital para estabilizar o limpiar todo el sistema cuando se desordena, pero no son el trastorno en sí. Idealmente, cuando el sistema se estabiliza o limpia adecuadamente, los síntomas desaparecen.

Pero este no es siempre el caso. A veces, en condiciones a largo plazo o heredadas, lo mejor que puede hacer la fuerza vital es mantener una apariencia de equilibrio manifestando síntomas en las áreas externas o partes relativamente menos importantes del cuerpo. Esta condición se llama enfermedad crónica. No se resuelve por sí solo sin la ayuda de la fuerza vital. Cuanto más débil se vuelve la fuerza vital, más se acercan los síntomas al interior y a las partes más importantes del cuerpo.

Un ejemplo común de este fenómeno es la artritis. La afección a menudo comienza en las articulaciones más pequeñas de las extremidades. Por lo general, no se resolverá por sí solo. Mientras la fuerza vital sea fuerte, los síntomas no cambiarán dramáticamente. Pero cuando la vitalidad se debilita, la artritis se volverá más dolorosa, se extenderá a las articulaciones más grandes y tal vez progresará hasta el punto en que se involucren el corazón y los pulmones.

Los síntomas no son la única forma en que un homeópata se familiariza con la fuerza vital de un paciente. La naturaleza de la fuerza vital también se manifiesta en un espectro de rasgos, hábitos o signos en cada individuo. Estos pueden incluir los tipos de alimentos que a una persona le pueden gustar o no, la naturaleza y la posición del sueño, el temperamento del paciente y una serie de otros detalles que parecen insignificantes para el problema en cuestión. Cuanto más particular es la información o más peculiar es el rasgo, más se entiende sobre la fuerza vital. El homeópata busca las características que son especiales y únicas para esa persona, a fin de comprender la naturaleza de su fuerza vital.

Por lo general, una persona acude a un profesional de la salud con un síntoma o conjunto de síntomas de los cuales busca alivio. La medicina convencional se enfoca solo en esos síntomas junto con el área en la que aparecen los síntomas. La suposición es que los síntomas apuntan hacia una enfermedad que reside en cierta parte o sistema del cuerpo. Se deduce que la erradicación de los síntomas significa la erradicación de la enfermedad, y eso constituye una cura. Cuando una persona se queja de dolores en las articulaciones en las manos, esto indica que está ocurriendo un proceso inflamatorio. La enfermedad se llama “artritis” y se considera curada cuando los dolores y la inflamación disminuyen.

El enfoque homeopático solo comienza con las principales quejas del paciente. Luego se extiende a una investigación de la fuerza vital, explorando cada aspecto de la misma, ya sea que exista o no una relación obvia con las propias quejas. Una vez que se percibe la naturaleza de la fuerza vital, se elige un remedio adecuado que la vigorice. El resultado final será que no solo se eliminan los síntomas, sino que la persona se siente generalmente más sana y enérgica. A menudo, una persona expresará esto como “una sensación de bienestar”. Es una sensación intangible que se produce cuando se fortalece la fuerza vital.

Se recomienda qué para hacer uso de los remedios homeopáticos, se encuentre asesorada por un médico homeópata y no recurrir a la automedicación. El hecho de que un homeópata te asesore o es para que, en la administración de los medicamentos, obtengas un equilibrio y curación en los diferentes niveles de energía de tu cuerpo.

Referencias

Center for Homeopathy

NCBI

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